miércoles, 12 de abril de 2017

El primer camarógrafo de la televisión colombiana

Preámbulo Publicado en "En medio de la memoria, 10 años de la Escuela de medios para el desarrollo"

El padre del primer técnico de la Escuela de Medios fue el primer camarógrafo colombiano de la televisión colombiana.

Fuente: Archivo fotográfico Museo de Arte ContemporáneEl padre Rafael García Herreros durante una de
las emisiones del progrma Minuto de Dios, que se
emite desde 1955 por la televisón nacional abierta.
Mata, como le decían sus compañeros, entró a trabajar en la Radiotelevisora Nacional de Colombia sin pensarlo, el 20 de julio de 1954: “…después del 13 de julio trajeron un camión cargado de equipos y yo de casualidad subía por la calle 24”. Juan de la Mata Rodríguez trabajaba en esa época en la emisora 1020, cuya sede quedaba sobre la carrera séptima, casi llegando a la calle 25. Había estudiado a distancia, por correspondencia, en la National School, un “curso práctico técnico de radio, televisión, cine sonoro y demás aplicaciones”, como reza en el diploma que cuelga con orgullo en una de las paredes de su casa en La Mesa, Cundinamarca.

“…y subí por ahí, como cualquier día, y vi que estaban bajando equipos, entonces me acerqué a mirar. De pronto se cayó un trípode y yo ayudé a recogerlo, alzarlo, entonces me dijeron «éntrelo», y yo lo entré, así conozco el estudio…” cuenta el viejo Mata, que ahora, desde sus 76 años, recuerda aquel día en el que su vida tomaría un nuevo rumbo que lo convertiría en el primer camarógrafo colombiano de la recién llegada televisión, llena de cubanos.
“¿Usted quiere trabajar aquí?”, le preguntó uno de los cubanos mientras él los miraba trabajar con curiosidad. Mata les explicó que trabajaba en la emisora 1020, donde se desempeñaba como operador de sonido y manejaba una consola nueva Autec, la misma que tenían en el estudio de televisión. “Eche, chico, véngase para acá…”, le propuso Sequeira, uno de los cubanos traídos para el montaje y operación de la televisión. Mata empezó como auxiliar de luces, y aunque hizo sonido, nunca manejó la consola Autec; recuerda que algún día le tocó trabajar con el equipo de sonido porque el único operador de boom se enfermó. Tuvo que hacer un programa de teatro que había tenido sus respectivos ensayos en los que él no había participado, tenía un libreto complejo y el coordinador estaba encima de él, atento. Tenía que participar como si hubiera ensayado, atender la comunicación a través de audífonos, estar muy atento tratando de pescar el sonido sin que el micrófono entrara en el tiro de la cámara.

No dudó un solo minuto en entrar a trabajar a la televisión después de que le hicieran la oferta a boca de jarro: “…Me bajé ahí a media cuadra y hablé con don Enrique
Ariza, el gerente propietario de la emisora, le conté lo del problema, le dije: «me va tocar renunciar». Dijo «¿por qué? ¿Cuánto le van a pagar?» «Ah, yo no sé». «¿Cuándo va a firmar?» «Ah, yo tampoco sé». Entonces dijo: «Te voy a hacer la carta, pero si por algún motivo no llega a trabajar allá, se viene para acá»…”
Y así pasaron 26 años durante los cuales Mata hizo de todo: fue ayudante de cámara y finalmente llegó a camarógrafo, hasta el 68, cuando los pitos de alta frecuencia le dañaron el oído. Ahora oye pitos a un lado y al otro: “…cuando duermo se me cruzan de frecuencia”, explica Mata jocosamente.

“Por la noche cerraban el estudio con candado, se salían todos, se recogían las cámaras, se colocaban en un rincón y se echaba candado. Los celadores ni siquiera se acercaban porque estaba con llave, entonces a uno no le quedaba difícil quedarse encerrado”. Unas quince veces se quedó encerrado Mata para ensayar el manejo de las cámaras y estar listo para cuando le dieran la oportunidad. Eran unas cámaras a las que había que “meterle” 60 libras de aire para levantarlas y nivelarlas y que quedarán algo duras, para que cuando hubiera mucho calor no se le fueran a quedar arriba. “Y luego practicar los dollys y movimientos de cámara”, hasta que finalmente se presentó la oportunidad de manejar la cámara en el estudio.

Luego de la incapacidad auditiva que lo sacó del manejo de las cámaras, empezó a trabajar en el cuarto oscuro y a hacer fotografía para televisión educativa. Había una filmadora Bell & Howell pequeña, “comenzaron a pedir trabajitos y parece que no me fue mal (…), menos mal no me echaron”. Precisamente una de las cosas que le ayudó en el laboratorio, y en su momento a hacer cámara, porque entendía de encuadre, foco, profundidad de campo, etc., fue que en su época de operador de sonido de radio en la emisora Nueva Granada, acompañaba a Luis Alberto Gaitán, famoso fotógrafo de la época conocido como Lunga. Le cargaba la cámara, una Spencer Weber y aprendió mirándolo hacer fotografía, revelando: “aprendí a hacer dos cosas sin saber ninguna”.

Su amistad con el Padre Rafael García Herreros empezó peleando. “En ese tiempo las cámaras ya tenían tres o cuatro meses de uso, habían pasado el tope de las doscientas horas de trabajo, y esas cámaras retenían la imagen (…). Entonces, mientras la una estaba al aire, la otra estaba paneando sobre algo que le regara luz fuerte para borrar la imagen anterior (…) y el padre, al ver que una cámara se movía, tal vez se le iba la idea que tenía, y al día siguiente mandó una carta por la mañana a la secretaria de propaganda y prensa de la Presidencia para darle quejas al presidente de que ahí había uno que se la pasaba jugando”.

Después de que se le explicó el problema con las cámaras y el procedimiento para recuperar la imagen, el Padre Rafael entendió el tema y se hicieron amigos. El padre tomaba tinto con los técnicos “y hacían chistes”. En 1955 casó a Juan de la Mata
Rodríguez con Virginia Acosta, en la Iglesia de las Angustias. En 1963, Mata se fue con su familia al barrio Minuto de Dios, a la casa donde actualmente funcionan los
Servicios Gráficos de la Organización Minuto de Dios, sobre la carrera 76. Sus hijos se vincularon a los grupos de oración juveniles. César Augusto entró a trabajar en
Inravisión luego del retiro de Mata, y Alejandro entró a la Escuela Latinoamericana de
Televisión Lumen 2000, luego de haber estudiado electrónica en el Colegio Superior de Telecomunicaciones.

En 1999, Alejandro Rodríguez, hijo de Juan de la Mata Rodríguez, primer camarógrafo de la televisión en Colombia, se convirtió en el primer técnico de la Escuela de Medios, donde, al igual que su padre, hizo cámara, luces, sonido, edición y todo lo que pudo. Porque el amor por los medios es más “gusto y diversión”, como manifestó Mata cuando contó sus historias en su casa de La Mesa. Historia de hombres sencillos que, sin ser los protagonistas, cumplieron un papel crucial en la construcción de la televisión colombiana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario